Ya no queda nada, todo ha terminado mi querido Wladyslaw; Varsovia ha quedado reducida a cenizas. Recuerdo la primera vez que nos encontramos en el distrito de Mokotów, yo era una joven muchacha que empezaba a estudiar en la universidad y tú una joven promesa de la política en la ciudad. Mi inocente rostro, la felicidad con que expresaba mis sentimientos han dado paso a la desesperación, al abandono y a la pérdida de mi fe sobre nuestro futuro. Un futuro que queda oscurecido por esta sangrienta guerra, en la que nosotros no hemos decidido participar y que seguramente nos lleve a un final trágico. Todavía recuerdo con nostalgia nuestros paseos por la capital, cuando estrechabas mi mano con fuerza y me abrazas para protegerme del frio. Ya no queda nada Wladyslaw, la ciudad que nos vio nacer, ha perdido la alegría que antaño presentaba; en el aire se huele la tristeza, ya no suenan los violinistas callejeros, los acordeonistas que alegraban al gentío con su música. Esa música dejo de sonar hace tiempo, dejando paso a una música más triste, acompañada por los llantos de la gente que habitaba Varsovia. Nuestros paseos por los parques no volverán a ser los mismos, porque de Varsovia, ya no queda nada. Nuestras noches en la opera nunca volverán a ser las misma, porque de Varsovia no queda nada. Lo único que queda en la ciudad que antaño nos vio enamorarnos son escombros, cenizas y dolor. Un dolor que se hace presente en los rostros de los habitantes del ghetto, un dolor que viene acompañado de un triste final, porque todos los que habitamos este inmundo ghetto, sabemos que nuestro destino es la muerte. Una muerte agónica, triste, una muerte que no merecemos. Lo único que nos queda de Varsovia, es nuestro amor, un amor resquebrajado, pero que durara eternamente, porque en Varsovia vivimos nuestros mejores momentos, nuestra felicidad, nuestras penas. En el andén de la estación el destino nos separo mi querido Wladyslaw, pero antes de ese triste adiós, bailamos nuestro último vals. Un vals que ha quedado marcado en mis retinas y que será para siempre nuestro último vals en Varsovia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario